jueves, 24 de noviembre de 2011

Me dijeron que para enamorarla la tenía que hacer reír,
 pero cada vez que ríe me enamoro yo.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Una chica estaba aguardando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto. Como debí­a esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletitas. Se sentó en una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz. Asiento de por medio, se ubicó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. Entre ellos quedo un paquete de galletitas. Cuando ella tomó la primera, el hombre también tomó una. Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Apenas pensó: “¡Qué descarado; si yo estuviera más dispuesta, hasta le darí­a un golpe para que nunca más se olvide!”. Cada vez que ella tomaba una galletita, el hombre también tomaba una. Aquello la indignaba tanto que no conseguí­a concentrarse ni reaccionar. Cuando quedaba apenas una galletita, pensó: “¿qué hará ahora este abusador?”. Entonces, el hombre dividió la última galletita y dejó una mitad para ella. Ah! No! Aquello le pareció demasiado!. ¡Se puso a bufar de la rabia!. Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa, allí­ estaba su paquete de galletitas. . .intacto, cerradito. ¡Sintió tanta vergí¼enza!. Sólo entonces percibió lo equivocada que estaba. ¡Habí­a olvidado que sus galletitas estaban guardadas dentro de su bolso!. El hombre habí­a compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. Y ya no habí­a más tiempo ni posibilidades para explicar o pedir disculpas. Pero sí­ para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor? ¿Cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas.....atencion a veces prejuzgamos y estamos equivocados,,,,